Ana María Bejarano M.
Medicina familiar
Contacto: Bejaiaia@yahoo.com
La atención médica domiciliaria, de la que muy poco se escribe o se habla, permite una relación con el paciente y su familia muy diferente a la atención en el consultorio porque en ella se puede conocer el entorno del paciente con una visión más amplia de todas las dimensiones de su vida.
En la atención medica domiciliaria se ingresa en la intimidad del paciente, que nos abre la puerta de su casa, nos permite el ingreso a su espacio, a su privacidad, en esta modalidad es el paciente quien domina el área de consulta pues es su casa, su hogar.
En mi experiencia como médico domiciliario he atendido pacientes crónicos, llamados así por las Empresas Prestadoras de Salud. Son aquellos pacientes con limitaciones físicas o neurológicas para su traslado a consulta externa y que en la mayoría de los casos dependen de una tercera persona para realizar sus actividades básicas de autocuidado, por ejemplo: pacientes con secuelas de enfermedad cerebro vascular, enfermedades neurodegenerativas, pacientes en estado terminal por cáncer, oxígeno-dependientes, entre otras muchas patologías. Todos ellos siempre son atendidos por un familiar y/o cuidador o se encuentran en hogares geriátricos.
En los pacientes crónicos de atención domiciliaria muchas veces me he encontrado algunos que llevan pocos meses en estas condiciones, familias que hasta hacía pocos meses su familiar se encontraba sano e independiente y ahora está postrado en cama, dependiente de un cuidador. Son familias angustiadas, abrumadas ante la situación, con mucha información que ha sido recibida en el egreso hospitalario pero en la gran mayoría de los casos no entendida, confundida, olvidada o sin saber cómo aplicarla y adicionalmente deben enfrentarse a aquellas actividades de la vida diaria, que no se mencionan en el egreso hospitalario, pero que hacen parte fundamental del cuidado del paciente. Aquí el médico domiciliario no solo va a generar una fórmula, ni una receta mágica o a realizar un examen físico, va a acompañar a una familia, a darle confianza sobre el cuidado del día a día de la mejor forma posible, pues en esto consiste nuestra misión. Cada familia tiene su aprendizaje, sus miedos y su forma de afrontar la situación.
En contraste con lo anterior también se llega a un domicilio donde las familias ya llevan muchos años con su familiar postrado en cama, ya han aprendido la rutina del cuidado, ya son familiares que creen saber más que el médico, saben hacer terapias físicas y respiratorias, saben el cuidado de la gastrostomía, de la traqueostomía, la administración de los medicamentos sus indicaciones y contraindicaciones.
En cualquiera de las dos situaciones, son familias demandantes, que requieren tiempo de consulta para explicar, educar, en muchos casos reeducar y orientar en las diferentes situaciones que van surgiendo. En mi experiencia como médico domiciliario esto es permanente. Los pacientes pueden ser atendidos mensualmente o cada tres meses y cada consulta requiere de acompañamiento a la familia, el médico termina siendo parte del grupo familiar y de las rutinas de cuidado del paciente.
En este acompañamiento mes a mes, cuando se trabaja constantemente en atención domiciliaria, te acercas a otro de los grandes retos de la atención domiciliaria y es la muerte. Te enfrentas a un paciente que va a morir, a una familia angustiada, triste, que no desea que su familiar sufra pero que le cuesta dejarlo partir, en este momento se acompaña a la familia y se le ayuda a entender que su ser querido está en un proceso de deterioro progresivo, en un camino de no retorno, como una vela que comienza a apagarse, e igualmente esto permite que el paciente pueda descansar.
Como la vida misma, la consulta médica domiciliaria, tiene toda la variedad de situaciones gratificantes, sorprendentes y tristes. Pacientes con un gran apoyo familiar, acompañados siempre por sus familiares con quienes cada mes compartes el tiempo de consulta y en algunos casos terminas compartiendo fechas importantes de la familia. Así mismo se ven pacientes en un hogar geriátrico donde por muchos años nunca conocí un familiar, la atención se limitaba a la información de las enfermeras del Hogar Geriátrico, y peor aún pacientes totalmente solos, que al momento de las consultas o de fallecer solo un vecino del barrio podía dar razón de su condición.
En la experiencia con pacientes aquejados de patologías agudas aunque no se visitan los pacientes mensualmente también la relación médico paciente es diferente, permite igualmente conocer el entorno y muchas veces se pueden percibir situaciones que agravan las patologías agudas. Y en nuestra actualidad, viviendo la época de pandemia hemos tenido que aprender otra forma de atender a nuestros pacientes. Al inicio de la pandemia el miedo, la angustia, la incertidumbre y en muchos casos el desconocimiento fueron los sentimientos que se vivieron en la consulta médica domiciliaria. En muchos casos no te recibían en las casas sino en la recepción del edificio, en el corredor, en el mejor de los casos en el salón múltiple, te podían rociar de pies a cabeza en cualquier líquido desinfectante desde clorox hasta las mezclas propias de cada familia. En esta etapa debía entender el miedo de cada familia, mis propios miedos y atender al paciente para aclarar todas las dudas que en ese momento tenía. Con el trascurso de los meses esto fue disminuyendo, cada casa adoptó sus medidas de bioseguridad, ya más claras, y hoy se evidencia menos prevención y temor hacia el médico y seguramente hacia el virus. En este momento muchos pacientes ya han tenido Covid 19, ya sea hospitalizados, con estancias en UCI, con aislamiento en casa o asintomáticos y lo que ahora percibo es mucha tristeza, dolor por la pérdida de seres queridos, en muchos casos de familias completas, mucha angustia y miedo. Llevamos muchos meses de pandemia y puedo percibir una gama de colores que pasa por todos los sentimientos desde la incredulidad e indiferencia hasta el miedo absoluto y la tristeza que requiere de apoyo.
Cada atención médica es totalmente diferente, cada paciente es una historia de vida y en la atención médica domiciliaria cada consulta te deja un aprendizaje.
correo electrónico: bejaiaia2@gmail.com
El modelo de atención domiciliaria, que permite el acercamiento del profesional medico al paciente y a su familia, también permite que el sistema se humanice, condición que se ha perdido a lo largo de los años en un sistema de salud que solo habla de estadísticas y de un número de terminado dentro del universo de casos médicos.
Felicito a los profesionales de la salud, que se acercan al paciente, a sus familias y a su entorno, dentro del respeto y la ética profesional.