Clara Inés Merchán
Fonoaudióloga U.N.
Contacto: claramerchan@yahoo.com
En los blogs anteriores definimos algunos conceptos básicos que constituyen la esencia de una persona que se comunica mediante el lenguaje con su entorno. Diferenciar entre lo que es comunicación, cognición, lenguaje, habla y audición de una persona y su medio permite a los profesionales analizar dónde intervenir cuando alguien consulta por posibles dificultades que interfieren en su bienestar comunicativo.
El niño va adquiriendo de forma natural y no consciente su propia lengua aunque no haya recibido educación escolar o formal. Sus primeras formas de expresión le sirven para comunicarse en la vida cotidiana mediante las diferentes clases de llanto, miradas, gestos y poco a poco va cumpliendo las diferentes etapas del desarrollo lingüístico. De esta forma satisface sus necesidades básicas como informar, rechazar, manifestar agrado o desagrado, expresar dolor o satisfacción, conversar, practicar verbalizaciones, narrar eventos, entender, jugar, enterarse de noticias, compartir con otros sus vivencias, etc.
Al ingresar el niño a la escuela deberá refinar estas habilidades de manera que al acceder a la lectura y a la escritura llegue a la elaboración de textos, lo cual exige mucho más que una decodificación, a la formulación de predicciones y en fin a procesos de complejidad creciente en esta etapa de alfabetización.
El lenguaje, es pues, una herramienta esencial para el desempeño de la persona a lo largo de toda la vida. El lenguaje oral, leído y escrito no se dan de manera espontánea sino que requieren de un ambiente propicio y de la formalidad de una educación.
Hay un momento en que su desarrollo depende de un aprendizaje consciente y puede evolucionar a lo largo de la vida hasta lograr la excelencia comunicativa propia de hablantes maduros, de escritores, investigadores, etc. Esta excelencia se refleja en todos los niveles de la comunicación: semántico, sintáctico, fonético- fonológico, en la voz, en la fluidez del lenguaje oral y en el nivel pragmático. El nivel semántico se refleja en la riqueza conceptual y en la variedad léxica. Lo sintáctico se expresa mediante la construcción gramatical que se utiliza para explicar estos significados. Escritores tales como Marcel Proust evidencian en sus libros la maduración y evolución de las estructuras sintácticas. En cuanto al aspecto fonético-fonológico las personas lo adquieren cuando hacen conciencia de esta cadena de sonidos propios de su lengua. Igualmente, otros procesos motores orales como la voz y la fluidez al hablar se van educando y refinando en la medida de sus necesidades y características propias, dando armonía y exquisitez a su producción oral.
La dimensión pragmática tiene que ver con la habilidad de una persona para utilizar su lenguaje con eficiencia en una interacción comunicativa. Usa el lenguaje en las diferentes situaciones siguiendo toda una serie de condiciones que van desde respetar el turno en una conversación, utilizar elementos paralingüísticos (gestos, acercamientos) para enriquecer su mensaje hasta tener en cuenta las necesidades e intenciones de su par comunicativo.
El que una persona no llegue más allá de utilizar el lenguaje para funciones sencillas como leer un periódico, llenar cuestionarios, firmar, hacer listas de mercado, o anotar novedades, o por el contrario utilice el lenguaje de una manera refinada y acorde a su nivel educativo depende la evolución del aprendizaje formal.
La competencia comunicativa ha sido objeto de estudio de filósofos, lingüistas, neurólogos, psicólogos, antropólogos, docentes, fonoaudiólogos puesto que es un determinante del éxito y la calidad de vida de un individuo.
En el sector salud el estudio de la forma de comunicación de una persona ha sido de vital importancia pues determina la clasificación para la atención en los diferentes servicios de salud y de rehabilitación de manera que se puedan prevenir, desarrollar, habilitar o rehabilitar las alteraciones linguísticas. Estos factores se han investigado en personas con condiciones neurológicas como accidentes cerebrovasculares (ACV), Parkinson, parálisis cerebral, problemas de aprendizaje, deficiencia intelectual, fisura labio-palatina, deficiencia auditiva y otros.
Nuestra responsabilidad como profesionales de la salud es ofrecer programas y proyectos, conocer las políticas educativas, la legislación en salud, los proyectos educativos públicos y privados y las variaciones en la práctica clínica lo que nos permitirá ofrecer un espacio para realizar consejería y analizar de manera conjunta con la familia la mejor decisión para el manejo transdisciplinario.
En fin, el bienestar comunicativo de una persona determina su calidad de vida y su participación en la sociedad. Es una tarea conjunta tanto del paciente como de la familia y del Estado.
Bibliografía
1. Cuervo Echeverri Clemencia, Bogotá (1.999) “La profesión de Fonoaudiología: Colombia en Perspectiva Internacional” Universidad Nacional de Colombia