Martha Peña Preciado
Médica general y Neuróloga - U. Nacional de Colombia
Contacto: mpena@ioir.org.co tel 57601- 3534016
Los que mueren son los otros.
Y no entendemos su muerte. Sería distinto si pensamos que nosotros, que yo, también morimos, moriremos, moriré.
Los celtas en el tiempo de transición de los meses claros hacia los meses oscuros, elegían un momento para pensar en la muerte, la fiesta de Samhain ("fin del verano" en gaélico), una forma de enfrentar arquetípicos terrores, vaciar una calabaza, hacerle un rostro de muerto, colocar un vela, contemplar su luz cara a cara y reflexionar que cada uno de nosotros seremos otoño y de la noche más larga no despertaremos. Para que seis meses después otros seres sean los que tengan la oportunidad de existir.
El doctor Gian Doménico Borasio, médico especialista en cuidado paliativo trabaja con personas en la fase final de su vida, tiempo antes de morir, muchos de ellos con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). En su libro Sobre el Buen Morir (2014) refiere: "Y las personas a las que podemos cuidar al final de su vida nos enseñan que la preparación para la muerte es la mejor preparación para la vida".
Analizar la posibilidad más o menos cercana de morir por una enfermedad neurodegenerativa genera miedo a la disolución del yo y a perder el control. Borasio ha observado que este miedo distorsiona la información, dificulta el proceso de percepción de la realidad y enrarece el diálogo.
Nuestro marco cultural, el que podríamos reevaluar, lo ejemplifica García Lorca: "Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir". Las enfermedades neurológicas severas ponen el tema evadido sobre la mesa.
Desde el siglo noveno se cristianizó la fiesta de Samhain, se redefinió como día de todos los Santos y día de todos los Muertos, para evocar a los que ya vivieron y considerar que así se nos evocará en el futuro. Durante la conquista y la colonia de América se superpusieron tradiciones mexicas alrededor del recuerdo de los muertos, Huey miccaílhuitl.
Con el esfuerzo científico de modificar las enfermedades se logra y se logrará una mayor sobrevida y calidad de vida en las enfermedades neurológicas, sin embargo eso no nos distancia del principio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al afirmar la vida y considerar la muerte como un proceso normal.
Precisamente, negar la muerte no es una buena estrategia para un mejor vivir. El 70 al 80 por ciento de las personas moriremos de cáncer o demencia. No moriremos al ser desangrados por un vampiro o desaparecidos por un payaso que se alimenta de los malos recuerdos. Los déficit intracelulares en las neuronas y en las células inmunológicas son el guión del final biológico de nosotros como personas.
Borasio concluye de su aprendizaje respecto a la muerte …"las personas que miran la muerte a los ojos descubren la importancia de los demás: en todas las personas gravemente enfermas, sin importar su religión o el tipo de enfermedad, se observa un desplazamiento de sus valores personales hacia el altruismo, lo que ofrece un fuerte contraste con la población “sana”…
Calabazas y altruismo para este 31 de octubre.
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