Las convulsiones se pueden definir como las contracciones violentas e involuntarias de uno o más músculos del cuerpo asociadas a una descarga cerebral hipersincrónica de características paroxísticas y autolimitada en el tiempo (Pellock J 2008). Esta definición nos permite comprender por qué al aparecer las convulsiones se genera temor en el paciente; debido a que la convulsión es generalmente la manifestación principal de la epilepsia, empezaré por este signo en particular y cómo influye en el desarrollo de la cotidianidad de la persona con epilepsia, alterando no solo su vida sino el entorno en el cual se desenvuelve. (Pascoal A, Ablah E. 2005).
Los pacientes con epilepsia y sus familias, independiente de su origen, nivel educativo o clase social comparten un antecedente común: en algún momento se presentó una convulsión. Puede que la epilepsia se manifestara de inicio con este signo o que comenzara, por ejemplo en el caso de epilepsias primarias, con manifestaciones clínicas menos notorias como son las ausencias o las mioclonías. Si bien estos signos y síntomas son percibidos como anormales y causan una ligera interferencia en la vida diaria, en general no se considera un problema que amerite una consulta médica regular y no se convierten en un motivo de consulta inicial. Estas manifestaciones clínicas son retomadas en la consulta médica, generalmente la especializada, y es ahí donde el neurólogo o el neuropediatra los identifica y clasifica dentro de síndromes especiales que van a determinar el diagnóstico, su tratamiento y su pronóstico. Estas descripciones semiológicas son la base actual del conocimiento biomédico disponible. Para el paciente o sus acudientes esta primera consulta, independientemente de la importancia que se le otorgue a la explicación realizada por el médico tratante o a la confianza que este genere por la manera como da la explicación y su opción terapéutica, siempre remitirá al inicio de su condición como paciente con epilepsia, es decir, a aquel día en el cual se presentó la primera convulsión
Sin embargo, es importante resaltar que aunque las convulsiones hacen parte de las manifestaciones clínicas de la epilepsia no todas las epilepsias presentan crisis convulsivas; aquellas tienen manifestaciones variadas que pueden confundirse inclusive con pataletas o cuadros de auto y hetero agresividad, debido al área cerebral en la cual se desarrollen (Medina, 2004). Las manifestaciones clínicas son tan variadas que en ocasiones son de difícil interpretación inclusive para el tratante, quien debe correlacionar las descargas epileptiformes con un registro electroencefalográfico para poder dar un diagnóstico acertado.
A diferencia de otras entidades que pueden afectar el estado y contenido de la consciencia, de la esfera mental o del bienestar general del paciente, pocas situaciones generan tanta angustia para quienes las presencian como las producidas durante un ataque epiléptico, lo cual se evidencia al interrogar a los familiares o a los observadores de las crisis. La percepción de un padre o una madre al ver a su hijo convulsionar se traduce en una idea
constante de muerte.
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